Para continuar, suscribite a Motivar. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITE
Argentina es uno de los pocos países en el mundo que puede jactarse de no tener problemas sanitarios que condicionen significativamente su producción ovina, pero afronta una dificultad aún más importante, la falta de competitividad.
En el marco del tercer Encuentro Latinoamericano de Romney, realizado en Cabaña Las Armas, de la familia Ortiz Basualdo, el pasado 15 de marzo, se analizó cómo sanear esa dificultad y encarar un camino de crecimiento.
En diálogo con MOTIVAR, el Ing. Marco Zava -miembro de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Criadores de esta raza, señala: “En el mundo hay solo cuatro países con riesgo cero por Vaca Loca y Argentina es uno de ellos. Por eso, en materia de reproductores, la dificultad es exclusivamente de costos y si hablamos de exportación de carne el desafío es ser más competitivos”.
En Las Armas también fueron de la partida los titulares de las asociaciones de criadores de Brasil y Uruguay, Manuel Luis Sarmento y Jorge Bonino, respectivamente; el presidente de la Asociación local, Ing. Carlos Solanet; la Ing. Zootecnista Gloria Lynch, titular de la cátedra de Ovinos de la FCA de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora; el Dr. Mario Iturria (Senasa) y más de 20 productores locales, entre los que se encontraban los afitriones, los hermanos Manuel y Samuel Ortiz Basualdo.
Cuesta arriba
Argentina supo tener un stock de 63 millones de cabezas ovinas, cifra que se reduce a no más de 13 millones en la actualidad, un número similar al stock uruguayo. Uno de los objetivos del encuentro consistió en trazar una senda de crecimiento para alcanzar las 20 millones de cabezas a partir de incentivos al consumo interno y la demanda internacional.
Para Solanet, el encuentro fue positivo y uno de los lineamientos que surgieron a partir del mismo tiene que ver con trabajar más allá de la raza e incentivar el consumo de carne, como una causa común del sector ovino.
“En 2017, Argentina apenas superó las 2.000 Tn exportadas por un monto estimado en US$ 7 millones con destino principalmente a la Unión Europea. En cuanto al consumo interno, se mantiene estable en torno al kilo y medio por habitante”, describe el Solanet, también productor.
A partir de las cifras descriptas, se estima que la industria de carne ovina moviliza cerca de US$ 200 millones anuales en el país, un número para nada despreciable, a pesar que sigue siendo en gran medida una producción complementaria.
“Se estima que el consumo local es zafrero (la gente lo demanda en las Fiestas). Sin embargo, los borregos se venden sin dificultades todo el año. Este comportamiento tiene que ver con que la oferta es baja y eso hace que se coloque el producto rápidamente”, analiza Zava. Y completa: “Es una demostración de nuestra potencialidad”.
Las trabas a destrabar
“Los altos costos aduaneros e impositivos hacen imposible el intercambio genético entre Argentina y Uruguay, a pesar que no existen trabas sanitarias”, describen desde la asociación local y Solanet ejemplifica: “La compra de dos carneros de Uruguay y su exportación a Argentina representa US$ 1.800, pero los costos de exportación hasta la frontera suman US$ 3.700. A su vez, del lado argentino los costos suman US$ 1.000 en aduana, otros US$ 1.000 para el despachante, US$ 1.000 en impuestos y US$ 700 para el Senasa. Es decir, otros US$ 3.700”.
“Esto es fomentar el contrabando. Lo ideal sería trabajar para que se logren acuerdos de comercio bilaterales, porque mientras la situación continúe así, no va a entrar ni salir nada”, denuncia el presidente de la entidad. Y propone: “Si se eliminasen los impuestos, los Estados no pierden porque de hecho, hoy, no están cobrando nada”. A su vez, Zava recuerda que, existe un Protocolo Mercosur entre Uruguay y Argentina para importar y exportar semen, pero no se ejecuta.
Puertas adentro, el desafío consiste en replicar las estrategias ya ejecutadas primero por la industria avícola y luego, por el sector porcino.