martes 19 de marzo de 2024

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Motivar. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
CON EL OBJETIVO DE DEJAR ATRÁS VIEJOS PARADIGMAS

Nuestro papel en la construcción de un mundo más diverso

Nuestro papel como líderes es garantizar que se den oportunidades a todos por igual. Diversidad e inclusión debe ser algo que suceda de forma natural en las corporaciones.
Por Laura Villarreal 1 de agosto de 2020 - 00:07
Laura Villareal. Gerente general de MSD Salud Animal en Argentina y Chile. Laura Villareal. Gerente general de MSD Salud Animal en Argentina y Chile.

La diversidad ha sido un tema cada vez más debatido en todo el mundo. Se habla mucho de la importancia de incluir el género, la raza, los LGBTQ y otros grupos que todavía sufren diferentes tipos de discriminación. Y sí, creo que depende de cada uno hacer su parte para escuchar, comprender e incluir, ya sea en nuestra vida cotidiana o en la esfera profesional. Pero antes de desarrollar mi percepción del tema, me gustaría contar un poco de mi historia. Soy colombiana, hija de Matilde y mamá de Hannah y de Sarah.
Mi relación con la diversidad de género empieza con mi madre. Tengo la suerte de ser hija de una de las primeras mujeres líderes de movimientos sociales en Colombia, el movimiento se llamaba “Colombia Descalza” y tenía ramificaciones por todo el país. Mi mamá escogió llevar la revolución social hasta una población alejada de las comodidades de la gran ciudad, una población pesquera, donde las historias y cuentos prevalecían como cultura popular y donde gamonales y terratenientes no iban a aceptar fácilmente que una mujer, joven y de la ciudad viniera a impartir conocimiento hasta entonces vetado para este tipo de geografías. Mi madre validó desde muy joven su voz; nunca tuvo como opción el quedarse callada, ni dejar que la vida pasara por ella, sino ella por la vida. Ella ganó el respeto de aquellos que cuando la vieron dudaron del papel femenino en la toma de decisiones políticas y sociales.
Crecí con el ejemplo de esa mujer fuerte y corajuda, que me brindó como mi bien más preciado: la educación.
Mi padre es otro ejemplo de vida: gracias a él aprendí una gran lección sobre lo que significaba ser mujer en un mundo que era prácticamente liderado por el género masculino, hace mucho más de 25 años. Yo decidí estudiar veterinaria, porque siempre me gustaron los animales y crecí acompañando a mi padre a la hacienda. ¡Justo yo, la única mujer de 4 hermanos había decidido estudiar veterinaria! Fue de mi padre que escuché por primera vez, que la veterinaria no era el camino para una mujer, que esto era una carrera para hombres y que yo no tenía nada que hacer ahí.
Aquí es importante decir que tengo una característica muy marcada: la obstinación. Y gracias a eso y a pesar de sus palabras, decidí mantener mi escogencia de la Carrera. Tuve que demostrarme a mí misma que él no estaba en lo correcto, ojo, no demostrarle a él, sino a mí, pues de tanto que escuchaba que no era para invertir tiempo en esa carrera por ser mujer, podría ser que tuviesen alguna razón…
Mi energía fue bien invertida y hoy mi padre es mi mayor apoyador, mi mejor cliente y aquella persona que me dio la oportunidad de demostrarme que yo podía ser cualquier cosa que soñase en ser.
De esa primera etapa de mi vida profesional aprendí a agarrar las oportunidades que me daban y a no desaprovecharlas. Aprendí que sí, había que hacer algo, que fuese bien hecho, de lo contrario, era mejor ni comenzar. Aprendí a cuidar de perros, vacas, caballos, gallinas, a hacer cirugías de grandes y pequeños animales. Simplemente fui enfrente y me demostré que había tomado la decisión correcta al elegir esta Carrera.

Primeros aprendizajes

Al terminar mis estudios de pregrado quise diferenciarme de todo el gran grupo de veterinarios formados en Colombia y decidí especializarme en aquella área que no estuviera tan desarrollada, ni tan competida, eso me daría el chance de ser diferente, y más oportunidades laborales en el futuro. Lo que no sabía yo era que la diferencia no la hace el área, sino la actitud de la persona.
En fin, decidí con 24 años que quería salir de Colombia y mudarme a Brasil para hacer mis estudios de posgrado en patología. Aprendí allí muchas lecciones; entre ellas, valorar la alegría de las personas.
Aprendí la fuerza de hacer las cosas bien hechas, porque la competencia es fuerte. Aprendí que o te posicionas, o tu voz se pierde en el espacio.
Aprendí el valor de aquella familia que se escoge: los amigos, los compañeros de trabajo. Concluí algunas cosas, que honestamente, hasta hoy, no sé bien si están correctas, pero para mí fueron conclusiones sobre el por qué la discriminación existe y complementan lo que dije al principio de ese artículo.
Discriminación de género, de edad, de raza, de cultura, religiosa entre otras tantas existen porque no se entiende, porque da miedo de no estar a la altura, crea inseguridad sobre lo que aparentemente entiendes, da envidia, porque algunas personas tienen miedo de competencia.
A aquella persona que me dijo que no podría conseguir un trabajo en Brasil porque no era brasilera y no tenía ese derecho, le respondí creciendo profesionalmente, teniendo éxito en mi carrera, formando una familia en Brasil y configurando los mejores amigos que pude tener, aún no habiendo nacido allí.
A aquella persona que expresó que mi éxito en el área que había escogido sería limitado porque no era un mundo para mujeres y menos aún, mujeres sin experiencia comercial, le respondí siendo una profesional responsable, eficiente, cuestionadora y que siempre busca ser escuchada, ser valorada y ser útil para el crecimiento del negocio y de la economía en la cual estoy insertada.
Y, más que eso: a aquella Laura que dudó algún día si había tomado la decisión correcta, le respondo hoy diciéndole que lo que vale son las ganas, la actitud para hacer la diferencia, el mérito, el coraje, querer hacer las cosas bien hechas, las competencias y las habilidades.
A aquella Laura que dudó si sobreviviría al día a día que la vida profesional puede traer, viajes constantes, hijos esperando en casa, presiones del mercado, escuchar más veces “no” que “si”; ser a veces la única mujer en el medio de un grupo, desequilibrio entre la familia y el trabajo etc, le respondo que bueno que todo eso existe y que nos desafía, y que gracias a eso nos educamos para ser más eficientes. Que el desafío nos impulsa para ser más fuertes y para que queriendo o no, busquemos la integralidad y el equilibrio en nuestra vida. Al final de cuentas, siempre lo encontramos, y siempre encontraremos como hacer todo entrar en armonía. Depende de nosotros, y si somos conscientes de eso, tenemos todo el mundo frente para explorarlo y conquistarlo.
Aquella historia que comenzó con mi mamá continuará con mis hijas, para que el mundo que ellas están recibiendo sea progresivamente más diverso, inclusivo y justo.

Un rol clave

Nuestro papel como líderes hoy es garantizar que se den oportunidades a todos por igual. Diversidad e inclusión debe ser algo que suceda de forma natural en las corporaciones. Y si no viene de forma natural, nosotros como líderes debemos procurar que esto suceda, sin perder de vista que diversidad nunca puede venir antes de competencia y habilidades; si ocurre lo contrario, la ecuación está equivocada y el resultado puede ser negativo.
Por otro lado, yo como líder, como mujer, no puedo dejar de pedir para mis colegas, amigas, mujeres: no desistan porque tienen dudas; no se digan a ustedes mismas que no podrán conciliar el papel de mujer y profesional antes de intentarlo. Porque les garantizo que siempre encontramos la forma, siempre encontraremos una manera de equilibrar, acertar y ser más eficientes.

“Lo que vale son las ganas, la actitud para hacer la diferencia, el mérito, el coraje, querer hacer las cosas bien hechas, las competencias y las habilidades”.

Inviertan la energía utilizada en pensar en el por qué no, en cómo hacer las cosas mejor, en cómo hacer que su nombre sea recordado siempre, en cómo hacer escuchar su voz. En cómo hacer que la gente quiera escucharte y necesite escucharte. Inviertan energía en no aceptar nada diferente a lo excelente, porque eso es tu marca registrada. Inviertan energía en cómo dar todo para que tu familia te vea como un espejo y sea feliz a través de la transpiración de tu propia felicidad.
Si es para levantar la mano, que no sea para decir “no puedo”, sino para preguntar “¿qué hay que hacer?”.

Finalmente

No hay que tener miedo a fallar y sí al arrepentimiento de haber desistido antes de intentarlo. Hay que tenerle miedo a las oportunidades que podemos perder por habernos retirado sin luchar lo suficiente.
Tengo la suerte de trabajar y estar rodeada de personas que siguen la misma línea de pensamiento, que no aceptan que seamos menos de lo que sabemos que podemos ser. Y eso es y debe ser siempre independiente de género, edad, color de piel o estatus social. Esa es nuestra impronta; lo que debe prevalecer como profesionales y como personas que quieren adicionar valor a la sociedad.
Finalmente, voy a citar una de las mejores definiciones dadas sobre diversidad e inclusión, cuya autora es una linda colega brasilera llamada Rafaela, y de la cual siento mucha falta: “Diversidad es cuando invitas a alguien diferente a ti a una fiesta. Inclusión es cuando lo invitas a bailar”.
Sí, a veces hay que hacer un alto … ¡Que sea para alzar la vista y comprobar que la meta está ahí, delante de nosotras, quizás más cerca de lo que pensábamos!
Si cada uno de nosotros hace su parte al no rotular, no discriminar, ser justo y tratar a las personas como personas, ellas nunca tendrán que participar de reuniones para hablar de diversidad e inclusión, porque eso será algo natural en la sociedad. Así como muchos absurdos que se han quedado en el pasado, este es sin duda otro que necesitamos dejar atrás.

Dejá tu comentario

Las Más Leídas

MOTIVAR N° 255 - Marzo 2024
Es clave seguir desterrando mitos  sobre el destete bovino en prácticas de vital trascendencia para el negocio ganadero.
Todo mal. Desde la falta de vacunación, hasta las malas prácticas posteriores a las mortandades (como en esta foto), la actualidad muestra que es prioritario un cambio de actitud sobre el carbunco.
Con las parasitosis a la cabeza, el clima impulsa la venta de productos veterinarios. 
Ximena Melón tuvo una destacada trayectoria en el Senasa desde los 90.

Te puede interesar