Independientemente de las cuestiones políticas e ideológicas que existen, es evidente que no hemos sabido comunicar al resto de la ciudadanía argentina qué es lo que el campo y su gente genera, y cómo eso favorece al país en su conjunto.
Más allá de mi participación como profesional vinculado desde hace años a la ganadería bovina, soy un apasionado del campo argentino y del día a día de sus producciones. Sé lo que hacemos y cómo nuestro trabajo impacta en los pueblos y las ciudades donde vivimos.
Pero no todos lo saben, o saben algunas cosas y presuponen otras.
Independientemente de las cuestiones políticas e ideológicas que existen, es evidente que no hemos sabido comunicar al resto de la ciudadanía argentina qué es lo que el campo y su gente genera, y cómo eso favorece al país en su conjunto.
Desde hace décadas creo que es necesario reformular nuestro mensaje.
Y esto hoy, con los medios de comunicación masivos que tenemos a disposición, es factible de poner en marcha.
Como muchos trabajos y producciones, el campo es relevante en la economía del país. Esto se refleja en casi todas las ciudades y pueblos del interior, porque el campo está en todo el país.
Pero claro que el campo tiene fuerza propia y es allí donde deberíamos centrarnos para transmitir correctamente al menos tres mensajes que ayudarían a revalorizar nuestro rol en la sociedad desde el conocimiento que, por ejemplo, ponen a disposición hoy entidades como la Fundación Producir Conservando y la Fundación Argentina para el Desarrollo Agropecuario (FADA).
1. Exportar es bueno para el país y el Complejo Agroindustrial Argentino es un jugador destacado en este rubro.
Un concepto clave sobre el cual deberíamos centrarnos es que siempre los países viven y vivieron gracias a las divisas que les ingresan en concepto de exportaciones. Exportar genera puesto de trabajos. Exportar genera dólares.
Con la exportación realmente ganamos todos: más infraestructura, más empleo, más utilización de insumos, más inversiones y un mayor desarrollo de las actividades que están ligadas al campo y también aquellas que no.
¿Otro dato que deberíamos comunicar mejor? Durante el primer semestre de este año, el 72% de las exportaciones argentinas fueron del campo. Sí, el Complejo Agroindustrial Argentina incluso superó su participación histórica.
Esto es realmente importante, sobre todo si consideramos que este sector tiene una balanza comercial ampliamente favorable en relación con las importaciones que realiza. Para darnos una idea, con ese saldo a favor, se podrían cubrir todas las importaciones que el país necesita para funcionar.
El campo es un eslabón estratégico para la economía y el desarrollo nacional.
2. El campo sí genera empleo
Es también frecuente que escuchemos declaraciones ligadas a que “el campo no genera empleo”. ¿Es eso así? Según las fuentes que mencionamos, el Complejo Agroindustrial Argentino genera alrededor del 30% de los puestos de trabajo privado a nivel nacional.
Cuando hablamos de Pymes, no podemos ya no incluir a los miles que dan empleos directo e indirecto y que están estrechamente vinculadas al campo.
Son mensajes estratégicos que deben prevalecer y que debemos transmitir.
La cadena de la carne argentina genera 400 mil empleos a nivel nacional, de los cuales 100 mil están vinculados directamente a la exportación. Pero podríamos seguir, por ejemplo, con las 385 mil familias ligadas de manera directa a la cadena del trigo (158 mil vinculadas a la exportación), o la cadena vitivinícola y sus 53 mil empleos directos. Son realidades que no hemos sabido transmitir, pero que estamos a tiempo de hacerlo.
3. Las consecuencias de desincentivar la producción son siempre negativas
En un mundo que cada vez más consume (y necesita) proteínas animales, son realmente pocos los países productores de alimentos que desincentivan su producción y exportación, tal como lo hace Argentina. No sólo con retenciones, sino también estableciendo cupos, suspensiones o cierres de envíos al exterior.
De hecho, en nuestra región, que está llamada a ser “el gran supermercado del mundo”, somos los únicos que lo hacemos. ¿El resto qué hace? Incentiva, apoya y estimula la producción porque comprenden la importancia de hacerlo para el común de sus sociedades.
Con solo la mitad de lo que produce el campo argentino podríamos autoabastecernos de alimentos. El otro 50%, lo podríamos exportar y así fomentar un aumento y expansión aún mayor.
¿Afectaría esto al consumo interno? Esta parece ser la gran pregunta.
Y la respuesta es que no. Incluso el año que las exportaciones cayeron un 60% por medidas restrictivas (rozando solo las 200 mil Tn.), el precio de la carne en la góndola aumentó un 900%.
El problema no es exportar. De hecho, Argentina dejó de recibir alrededor de US$ 100 millones por cada mes en los cuales no exportó carne bovina, debido a la última suspensión de envíos al exterior.
El impuesto que nos quita a todos
También en base a una serie de estudios presentados por FADA, podemos difundir y exponer la dimensión que tienen las producciones agropecuarias en cada uno de los lugares que se llevan adelante.
Podemos contar que, por ejemplo, en la región formada por Pergamino, Rojas y Salto (Buenos Aires), se podrían generar plantas de bioetanol y biogás, frigoríficos de carne de cerdo y bovina, etc, con el equivalente a solo un año de retenciones a las exportaciones.
Tenemos que hablar de empleo y de crecimiento.
De la misma manera, en la zona de Río Cuarto, Marcos Juárez, Río Tercero y San Martín se dejan de recibir el equivalente al 80% del presupuesto educativo de toda la provincia de Córdoba. Según FADA, con el pago anual en concepto de retenciones en esta región, se pueden mantener 203 hospitales y generar también 15.700 puestos nuevos de trabajo.
Y situaciones similares se dan en distintos puntos del país. Como en Tandil, Buenos Aires, donde la producción agropecuaria anual representa 4 veces los presupuestos de su Municipalidad y de la UNICEN, juntas.
Tenemos muchas cosas por contar y los medios para hacerlo.
La clave: reformular nuestro mensaje.