Mientras nos vamos organizando, para ver quién ceba esta ronda nueva de mate, les cuento una anécdota, con una simple reflexión.
En una reunión de amigos, donde había dos veterinarios, un contador público y un abogado, con el colega, nos pusimos a comentar sobre las bostas. Lo que “nos dicen” por el simple hecho de verlas, pisarlas… Observarlas.
En un momento digo: “Hoy en el campo, después de la lluvia, cambió el bosteo y me encontré con ¡unas bostas hermosas!”.
A lo que el contador me preguntó: “¿Cómo podés decir que una bosta es hermosa?
Casi siempre se habla de las bostas en feedlot, pero en la cría, al menos en las zonas de escasas precipitaciones y estacionales (primavera-verano), sin ver la vaca, sin ver el campo y con solo ver el bosteo, podemos definir el estado de ambos. Obvio que es mejor ver todas las variables, que es lo que normalmente sucede: vaca, pasto y bostas.
¿Qué vemos?
Tamaño: Definirá cuánto está comiendo ese animal. Condicionado no solo por la cantidad, sino por la calidad. Si hay poco come poco y si está muy seco, también; por llenado del rumen baja la tasa de pasaje por la escasa digestibilidad.
Consistencia: El estado fenológico de la pastura, natural y/o implantada, definirá su forma y consistencia.
En la observación de la recorrida, veremos que hay diferencias en las bostas en un mismo lote. Mejores y peores. Es aquí donde vemos que hay vacas selectivas y otras comen lo primero que ven, según carga animal. Cada una lo manifiesta en el bosteo.
En los campos de grandes extensiones, como los hay en el semiárido -desde donde les escribo- o árido, donde no llueve igual en todo el campo por lo que la respuesta del recurso forrajero no será igual, las bostas nos “cuentan” cómo está tal o cual parte del campo, observando en conjunto, repito, con el estado de la vaca y del pasto en sí.
Además, en el transcurso del año, las bostas también nos marcan las estaciones, con más o menos lluvias, épocas de heladas, etc. Esto determinará la relación fibra / proteína. Mientras más fibra, menor tenor proteico y de solo verla, abrirla al pisarla, podemos aproximar el porcentaje de Proteína Bruta que puede aportar.
Acá debemos tener en cuenta que un pastizal natural en su época óptima de “verde”, oscilará entre un 12 – 15% de Proteína Bruta (PB), mientras que en otoño invierno cae casi hasta la mitad 4,5 – 6,5% de PB, a lo que se le agrega la baja digestibilidad.
La de primavera es la óptima. Redonda, verde, hermosa, marcando el equilibrio justo entre fibra y proteína. Tan linda, que hasta parece que dan ganas de comerla.
Las bostas no hablan, pero dicen mucho.
Y nos ayudan a tomar decisiones que sirven para mejorar el estado de la vaca y por ende los índices reproductivos –preñez, parición y destete-; mayor peso al destete y más peso de la vaca CUT o vacía a descartar.
Si las bostas nos avisan que el año vino complicado (seca), nos ayudan a pensar en el destete precoz, anticipado y también en una suplementación, según sea el caso.