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SUSCRIBITEEl suicidio de un joven veterinario cordobés renueva las alertas sobre el impacto del hostigamiento en el bienestar profesional.
El reciente suicidio de un joven veterinario cordobés generó gran conmoción en el sector profesional argentino, que de por sí es uno de los que mayores riesgos reporta en este sentido respecto de otros grupos ocupacionales.
Ello es así, a tal punto que, por ejemplo, “los cirujanos veterinarios tienen una tasa de mortalidad proporcional por suicidio aproximadamente cuatro veces mayor que la de la población general y alrededor del doble que otras profesiones sanitarias”, reveló un informe publicado por WSAVA, en el marco del abordaje del bienestar profesional.
El caso del fallecido MV Leandro Porta (29), presenta particularidades vinculadas a supuestos desmanejos burocráticos, pero fundamentalmente al hostigamiento virtual.
Por eso, desde el Colegio de Veterinarios de Córdoba y de la comunidad de profesionales en general, se llama a reflexionar y tomar conciencia acerca de las consecuencias de la desinformación y de los mensajes de odio, fruto de esa misma desinformación.
En diálogo con MOTIVAR, desde el Colegio cordobés detallaron que el desafortunado hecho está relacionado con otro que estalló en mayo pasado, cuando se viralizó un video en el que se ve a un hombre llamado Hermes Moreyra, apaleando a una perra y luego arrastrándola hasta una camioneta, dentro de un country en Villa Allende, un pueblo lindante a Córdoba Capital.
Luego se supo que Moreyra no era veterinario, pero ejercía como tal, y que tenía una veterinaria con las regencias vencidas.
Distintos medios consultaron al respecto al intendente de Villa Allende, Pablo Cornet, quien respondió que esa veterinaria estaba habilitada a nombre de Leandro Porta. “Lo que supuestamente ocurrió es que Moreyra había presentado una foto del título de Leandro, y sólo con eso se la habilitaron, incluso sin la previa autorización de regencia del Colegio”, señalaron las fuentes del organismo.
Ahí comenzó la pesadilla de Leandro, un profesional que ejercía en una veterinaria de Córdoba Capital, que de la noche a la mañana pasó a estar sindicado públicamente como cómplice de Moreyra.
Acaso lo más paradójico del caso, es que el joven veterinario se enteró de esto a través de los medios locales, y cuando comenzó a sufrir el ensañamiento de los comentaristas virtuales.
Ya desde diciembre pasado el ente colegiado alertaba sobre el vencimiento de la regencia de la veterinaria de Villa Allende. También intervino cuando se descubrió que Moreyra extendía órdenes médicas con un sello apócrifo y asistió a Leandro, cuando acudió para pedir que ayudaran a limpiar su buen nombre.
“Era un profesional joven, de muy bajo perfil. Le adjudicaron algo que no hizo, nunca supo cómo fue que le sacaron la foto a su título para hacer una maniobra a sus espaldas. El día que el intendente de Villa Allende lo nombró ante los medios, le arruinó la vida”, lamentó la presidenta del Colegio, Natalia Elstner, en diálogo con MOTIVAR.
En ese sentido, la profesional remarcó que desde el Colegio le enviaron una carta documento a Cornet para que aclarara la situación y desvinculara a Leandro del escándalo que involucraba a Moreyra, pero jamás respondió ni se retractó. Lo mismo hizo el joven difamado, que acudió a un abogado para iniciar acciones legales, aunque el tema se encuentra bajo secreto de sumario.
Lo cierto es que el joven fue víctima de difamación, hostigamiento y acusaciones públicas e incluso de parte de sus propios colegas. “La gente sólo ve un título, no lee y opina gratuitamente, sin reparar en las consecuencias”, dijo Elstner.
Leandro Porta estaba iniciando su camino en la profesión, “para la que él mismo manifestó no estar preparado para todas las situaciones que tocaban vivir en la práctica, no por falta de conocimiento, si no por la escasa empatía de tutores y algunos colegas. El hecho debe ser un llamado de advertencia a todos los médicos veterinarios a aunarse en la pena y solidarizarse con quien fue matriculado”, indicó el Colegio cordobés a través de un comunicado, tras conocerse el deceso.
“Debemos tomar conciencia de que comentarios malintencionados detrás de una computadora pueden dañar a otros. De que los veterinarios estamos expuestos constantemente a ser considerados como los responsables de las muertes de mascotas y animales que llegan a nuestros centros en estados avanzados de patologías, pues se evita llegar a la consulta, sino hasta última instancia”, denunció la entidad.
Y llamó una vez más a reflexionar sobre “el impacto, a veces nefasto, que pueden tener los comentarios en redes sociales y también el de hacer acusaciones a los veterinarios por situaciones que escapan a la praxis médica. Pedimos respeto, empatía y apoyo para todos aquellos que dedican su vida al bienestar de los animales”.
