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SUSCRIBITEArturo y Javier de la Mata son padre e hijo y referentes en reproducción bovina. En su historia se refleja la de muchos veterinarios y veterinarias que comparten mucho más que la pasión por la profesión.
Donde hay un veterinario, hay dos. O casi siempre. Y “los de la Mata”, como tantísimas otras familias a lo largo de nuestro país, son un claro ejemplo de esto. Padre e hijo desarrollan su empresa prestando servicios veterinarios y especializándose en reproducción bovina.
Algunos de nuestros lectores conocerán más a Javier y otros, a su padre Carlos Arturo. Sin embargo, la historia comenzó antes, con el abuelo Arturo, quien fuera el cuarto veterinario establecido en La Pampa y uno de los fundadores del Colegio Médico Veterinario de la provincia.
Los tres se recibieron en la FCV de La Plata, pero fue Arturo (el precursor en la profesión) quien en los años 60 abrió la, por aquel entonces, Veterinaria El Cencerro, en Santa Rosa, vinculada con el laboratorio Rosenbusch y la venta mayorista.
Hoy llamada Comercial Calfucurá (www.biotecnologiabovina.com), la veterinaria cuenta con laboratorios fijos (y uno móvil), donde se realizan todas las técnicas de reproducción, que completan el servicio que se brinda a campo.
Disponen de termos propios y de sus clientes para el manejo de semen y embriones. Cuentan con instalaciones independientes para andrología, calidad seminal, esterilización y un área para la producción de embriones in vitro, que es el gran proyecto a futuro.
Además, suman la venta minorista de fármacos, vacunas y kits reproductivos. “Como si fuéramos pocos, ahora mi mujer, que también es veterinaria, dejó de dedicarse a los animales de compañía y se sumó al laboratorio”, le decía a MOTIVAR el MV Javier de la Mata en el marco de una entrevista de la cual también participó su padre.
“Si bien me decidí por estudiar Veterinaria a último momento, con el paso del tiempo y el trabajo enfocado a la reproducción animal me fui encontrando con la profesión. En ese momento no se hacían tantos test vocacionales”, nos decía Carlos Arturo de la Mata, referente egresado en 1971 y pionero en la técnica de congelación de semen que tantas puertas abrió a los veterinarios.
Y agregaba: “En estos 52 años y entre celos naturales, prostaglandinas, y dispositivos intravaginales, puedo decir que he acumulado trabajo sobre muchas vacas. No habré llegado al millón de tactos como el Chuni Acuña, pero sí tengo unos 750.000. Y hasta ahí llegué gracias a que se sumó mi hijo, con el desarrollo de la ecografía veterinaria, a complementar y agilizar nuestro trabajo a campo”.
“Cuando empecé, venía con la escuela de la palpación transrectal, con la necesidad de tener destreza manual y demás. Sin embargo, en 2007, mi papá compra el primer ecógrafo y, desde que me recibí, me puse como meta empezar a hacer ecografía a la par de la palpación transrectal”, nos aseguró el profesional que también fue “encariñándose con la profesión a medida que pasada el tiempo”, luego de haber estudiado en una escuela técnica y haber coqueteado con distintas carreras en su adolescencia, para terminar recibiéndose de veterinario en 2008.
Y completó: “La evolución y el aprendizaje fue muy rápido: pudimos acortar tiempos a través de una técnica versátil”.
“Obviamente, corrí con la ventaja de venir a trabajar a un lugar en el que mi papá ya estaba trabajando y muy relacionado con el mundo de la reproducción en bovinos”, sostuvo Javier. Y agregó: “Cuando uno se recibe y tiene alguien de la familia que es reconocido, es como que siente una presión, pero después lo puede tomar con naturaleza. Mi papá es una persona muy abierta, le gusta enseñar, tiene paciencia y fue clave para avanzar en la confianza con clientes que ya confiaban en un veterinario que estaba trabajando muy bien. Me sirvió para darme más seguridad a la hora después de aplicar las técnicas”.
Frente a este relato, Arturo de la Mata no se quedó atrás: “Javier se incorporó y le cedí el diagnóstico de preñez, fue clave para que podamos crecer y seguir desarrollándonos. Hay más conocimiento y tecnología disponible para provechar”.
Sin considerarse un especialista, pero con 52 años de trayectoria en la reproducción bovina, Arturo de la Mata reconoce que en los tiempos que corren la posibilidad de formarse y profundizar en los temas es mucho mayor.
Tal como la ha hecho Javier de la Mata, quien tuvo la posibilidad de formarse como Magíster en Reproducción Bovina, Reproducción y Biotecnología Bovina, y sigue avanzando con su Doctorado. “Pude hacer eso mientras trabajaba y a la vez aprender con alguien que ya estaba en el rubro trabajando seriamente”, le decía el referente a MOTIVAR.
Y sumaba: “Asimismo, pude vincularme al mundo académico, formando parte de la Cátedra de Anatomía y Fisiología en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa. Puedo mechar actividad privada, cono la académica, que también me gusta”.
Unidos por la familia y la profesión veterinaria, Javier y Arturo de la Mata han avanzado como referentes en el campo de la reproducción bovina, pasando y acompañando el desarrollo de las técnicas con el paso del tiempo.
“Nunca dejé de estudiar, tal es así que, a la par que avancé en el tema, estudiando sobre transferencia embrionaria, fui aprendiendo inglés”, nos decía Arturo, quien inició haciendo embriones in vivo en 1989 (continuando en la actualidad) y trabajó con detección de celos, sincronizaciones y distintas herramientas como las prostaglandinas, protocolos con progestágenos, esponjas e implantes.
“Sin embargo, la llegada de la IATF y el uso de la ecografía fue un antes y un después. Una verdadera revolución tecnológica”, le aseguró a MOTIVAR el MV Arturo de la Mata. “El año pasado se vendieron 8 millones de dosis de semen entre todos los centros, los laboratorios productores andan en esa cantidad y más o menos 7.000 veterinarios están involucrados en la IATF en el país, con tendencia a crecer”, aportó el profesional.
Y todo esto, en coincidencia con el pensar de Javier: “Hoy la IATF no se discute. Por medio de esta técnica se insemina el 20% de las hembras de nuestro país. Ni el costo de los productos veterinarios, ni el de los honorarios, ni el del semen, son un impedimento; no afectan el costo de producción más que positivamente”.
Claro que con Javier pudimos hablar también sobre el avance del semen sexado y las posibilidades que tiene la transferencia de embriones de seguir creciendo en el país. “Otra técnica que tiene mucho potencial y que seguramente seguiremos explorando es lo que comúnmente en Estados Unidos se conoce como Bull Breeding Sound Evaluation. Se viene la ganadería de precisión”, completó.
En su diálogo con MOTIVAR, ambos profesionales también se refirieron al recambio generacional que se están viviendo entre los productores. “Tenemos clientes que se van generando nuevos y hay otros de muchos años; incluso hay clientes que eran de mi abuelo, con lo cual ya llegamos a la tercera generación”, nos comentaban.
“El mundo cambió. El productor se profesionalizó. Tenemos que estar preparados. Por ejemplo, ya vemos avances en materia de inteligencia artificial en el equipamiento y otras herramientas sobre las cuales los veterinarios tenemos que estar pendientes y seguir aprendiendo”, aportó Javier de la Mata.
Y profundizó: “Yo inicié haciendo tacto con la posibilidad de hacer alguna ecografía y 16 años después trabajo con un ecógrafo que tiene un extensor donde ni siquiera tengo que meter el brazo porque tiene una sonda específica para poder
hacer diagnóstico; hay menos esfuerzo físico, es un trabajo mucho más rápido y el resultado es el mismo. Si en ese entonces me preguntabas si lo veía posible, te decía que no. Pero hoy tenemos tecnología de vanguardia que está al alcance de la mano, que generan información y le dan objetividad al trabajo”.
Culminando el repaso con nuestros entrevistados, aprovechamos también para hacerles una pregunta que poco a poco vamos trasladando a muchos veterinarios. ¿Volverían a elegir la profesión? ¿Se la recomendarían a más familiares?
Y las respuestas no tardaron en llegar. “Con el diario del lunes digo que sí volvería a elegir ser veterinario. Es un orgullo y una pasión que hace tiempo comparto, por ejemplo, con mi hijo. Siempre dando la posibilidad de elegir libremente, pero claro
que me gustaría que mis nietos también fueran veterinarios”, aseguró Arturo de la Mata.
Y Javier no se quedó atrás: “Con una madre, un padre y abuelos profesionales… seguramente les recomendaría a mis hijos transitar el camino de la veterinaria”.
