El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), verificó la presencia del Caracol Gigante Africano (Lissachatina fúlica) en la localidad de Andresito, departamento General Belgrano, provincia de Misiones. Se trata de una de las especies invasoras de alto riesgo para la salud pública, animal y la agricultura.
Personal de la Coordinación de Protección Vegetal del Centro Regional Corrientes-Misiones del Senasa - que concurrió a la zona respondiendo a una denuncia - confirmó la presencia de esta especie invasora de la cual recolectó 26 ejemplares que fueron destruidos y enterrados, cumpliendo con los protocolos sanitarios establecidos.
El Caracol Gigante Africano representa un riesgo sanitario significativo, ya que además de ser una de las plagas más importantes de la agricultura a nivel mundial, puede transmitir enfermedades perjudiciales para la salud humana y animal.
En Argentina, esta especie fue registrada por primera vez en el año 2010 en la localidad de Puerto Iguazú, Misiones. Tres años más tarde fue detectado en la ciudad de Corrientes, siendo éstos los únicos dos focos reconocidos antes de éste último, en Andresito.
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Difusión e impactos de esta especie
El caracol gigante africano (Achatina fulica), originario del este de África, ha logrado conquistar América, Asia, Oceanía y Europa de la mano del hombre, quien facilitó su rápida dispersión, fundamentalmente para su cría como alimento, pero también a través del traslado involuntario adherido a vehículos y a cajones usados en cosechas, a su uso como carnada, al comercio de plantas en macetas –donde se encuentran los huevos–, y a su tráfico como mascota.
Esta especie exótica invasora, desplaza y coloniza el hábitat de moluscos nativos, que deben ser preservados para mantener la biodiversidad y la sostenibilidad del ecosistema.
Además del impacto que puede ocasionar sobre la agricultura y la fauna de caracoles nativos, también puede transmitir parásitos perjudiciales para la salud humana y la de otros animales (mascotas o fauna silvestre). Los parásitos están presentes en la baba del caracol y pueden contaminar así frutas y verduras, que en el caso de no ser lavadas correctamente, pueden causar enfermedades a las personas.
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Precauciones
En tal sentido, la Dirección de Información Estratégica Fitosanitaria (DIEF) del Senasa recomendó a la población en general:
- No tocar los caracoles.
- Evitar el contacto de la baba del caracol especialmente en ojos, nariz y boca.
- Lavar con abundante agua potable las verduras que se consumen.
- En caso de tocar un caracol, lavarse inmediatamente las manos con abundante agua y jabón desinfectante. También hacerlo luego de tocar las superficies que puedan haber estado en contacto con la baba de caracol.
- No comer caracoles.
- No utilizarlos como carnada, mascota o adorno.
- No utilizar venenos contra el caracol, ya que pueden afectar a niños, mascotas o fauna nativa.
- Eliminar del jardín restos de madera, materiales de construcción, tejas o cualquier elemento que pueda ser utilizado como refugio por el caracol.
- En caso de ser necesario, eliminar los caracoles utilizando guantes descartables para tomarlos, aplastarlos o tratarlos con sal común de cocina de forma que queden totalmente cubiertos y luego enterrarlos.
- No permitir que los niños participen de la captura y eliminación de los caracoles.
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Estas acciones forman parte de la estrategia integral para prevenir y controlar la dispersión de esta especie, contribuyendo a la protección de la salud pública y la producción agropecuaria de la región.
El Senasa recuerda que es muy importante:
- No trasladar caracoles hacia otras zonas, ya que hay lugares que se encuentran libres de esta plaga.
- Tener precaución al trasladar plantas u otros elementos del hogar donde los caracoles o sus huevos podrían alojarse.
En caso de detectar la presencia de esta plaga, comunicarlo a la línea telefónica gratuita del Senasa 0800-999-2386.